Viernes 14 de junio de 2024.- La entrevista:
–En este momento de la vida, ¿qué significado puede tener la habilidad de escribir poesía?
R.- No creo que escribir poesía sea una habilidad, sino una necesidad. Es como respirar o soñar, o comer. Yo no puedo vivir sin ella. Ya sea escribiéndola o leyéndola, pero sobre todo viviéndola. La poesía se vive. Creo que no se trata de tener una habilidad para escribir en tanto cual, sino de reconocer la poesía en eso que llamamos el vivir; y en el afuera y en el adentro de lo que eres como ser humano. Escribir o no la poesía no es la cuestión, sino, si eres capaz de expresarla, o si tienes la valentía para hacerlo.
–¿La poesía puede transformar nuestro entorno social y cómo lo haría?
R.- Yo creo que sí. Escribir poesía es un acto de amor, es un grito de vida. Eso sí, no creo que la poesía como tal tenga la función social de transformar nuestra realidad, tal como lo pensaba el realismo socialista, no en ese sentido. Como todo acto de amor, la poesía abre posibilidades insospechadas para el ser. Cuando la gente lee poesía, por ejemplo, se expone a ese baño amor y ama. Los seres humanos cuando amamos, transformamos el mundo.
–¿De qué forma se puede enseñar poesía a la gente?
R.- Permitiéndole leer, leer y leer, y leyendo con respeto lo que escriba.
–¿Cómo hacer que la gente lea poesía sin obligación?
R.- Mostrándoles las virtudes humanas de la misma. Haciéndola accesible a la gente, sin traicionar la posibilidad de innovar con el lenguaje. En el mundo de los seres y las cosas, ese de allá afuera, falta que la poesía salga a la calle, hay que escribir en los muros (…) lanzar poemas desde los aviones, si en preciso. Lamentablemente, en eso, los sellos editoriales no aportan mucho. Supongo, además, que alguien que compra un libro de poesía, no está obligado a leerlo.
–¿Qué sientes al ingresar a alguna librería, puedes describirlo en cuatro palabras?
R.- Mis respetos por los que se atrevieron.
–¿Cuál es el libro de poesía que has leído más de 9 veces sin haberlo entendido y solo gozado por leerlo?
R.- “El último apaga la luz”, de mi autoría.
Ariel Pérez Rosas (Santiago de Chile, 1969). Poeta, videasta y fotógrafo. Docente universitario. Radica en Bolivia desde 1983.
Desde su primer libro de poesía ¿Quién cortó las araucarias? (1985) hasta Marioneta inmóvil (2017), Ariel Pérez ha publicado una suerte de 10 poemarios: El último apaga la luz (1991), Decían los encuentros (1994), Muerte Irregular (1995), Al sur de las nubes (1998), Cantos de agua (2003), Algo sin sombra (2007), Palabras de la nada (2010), Marioneta Inmóvil (2017), El otoño está presente (2022).
Errores compartidos (1995), poemario compartido con Gary Daher Canedo y Juan Carlos Ramiro Quiroga.
Pérez es hijo del exilio que ha estremecido el espíritu de las ciudades en América Latina, a fines de los 70 y principios de los 80. Llegó a la ciudad de Cochabamba a los 23 años y meses posteriores trepó a la ciudad de La Paz: hizo videos, escribió más libros, forjó amistades, se casó e hizo familia. Ahora es más nacional que chileno.
(jcrquiroga)
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