–Desde 1977 hasta 2023, el escritor y lector excepcional nacido en Oruro (1943) ha afianzado ese criterio dotando a la literatura escrita en el país de nuevos bríos y vislumbres.
–Este año, Luis H. Antezana cumplirá 80 años. Y aún consigue que atendamos sus sugerentes hipótesis sobre nuestra literatura.
–Su libro “Elementos de semiótica literaria” publicada en La Paz en 1977 merece una reedición revisada, ampliada y escrupulosa.
–Reconocen sus estudios sobre Oscar Cerruto, Jaime Saenz, Carlos Medinaceli, Jesús Urzagasti, Eduardo Mitre, entre otros.
–Son célebres sus textos sobre el fútbol.
Wtv/prensa, 3 de abril de 2023.- Hay una rareza de libro publicado en Bolivia muy iluminador, muy proyectivo y muy sensato que hizo mucho para clarificar desde la perspectiva estructuralista ese corpus literario nacional que, posiblemente, solo fue manoseado largos años desde la óptica social e historicista.
Acaso como una suerte de hipótesis este libro es tan significativo como lo son “Itinerario Espiritual de Bolivia” (Barcelona, Casa Editorial Araluce, 1936) de José Eduardo Guerra; “Estudios críticos” (Charcas, Sucre, 1938) de Carlos Medinaceli; y “Ensayos literarios” (La Paz, Fundación Manuel Vicente Ballivian, 1977) de Roberto Prudencio.
Ese libro inicial se denomina “Elementos de semiótica literaria” (La Paz, Instituto Boliviano de Cultura, 1977) y fue escrito por el investigador y un “lector excepcional” Luis H. Antezana, más conocido como Cachín.
Poco se ha escrito sobre “Elementos de semiótica literaria”. Y esta indiferencia no sólo por los miembros de la Academia Boliviana de la Lengua sino también por los investigadores que lo blindaban desde el otrora Instituto Boliviano de Cultura hasta los docentes de la Carrera de Literatura (UMSA) y de la UMSS, deja en claro que tanto su método como su praxis para leer los textos literarios (clásicos nacionales y universales) se asentaban en un universo difícil de digerir por ellos mismos: los conceptos lingüísticos.
Y ¿qué son estos conceptos lingüísticos? El mismo Antezana, un lector lúcido y prefigurativo como Jorge Luis Borges, lo dice claramente en la Introducción de su memorable libro: “son presupuestos corrientes en los estudios de semiótica literaria”.
Antes, he ahí la inteligencia y la contribución de Cachín a la literatura, es la primera vez que se comprende y se propone que cuando las semióticas de acercan a estos discursos “se vislumbra la posibilidad de una ‘autonomía’ respecto de la lingüística”. ¡Aleluya!
“¿La obra literaria es autónoma o, al contrario, es un simple reflejo de otros valores más generales y fundamentales?”, se había preguntado un año antes el potosino Renato Prada Oropeza (1937-2011) en ese libro tan sugerentemente teórico para esa época como fue “La autonomía literaria. Sistema y función” (La Paz-Cochabamba, Los Amigos del Libro, 1976). Y el escritor y científico boliviano-mexicano no precipitó ninguna respuesta al respecto.
Entonces, la respuesta o la pertinencia de “Elementos de semiótica literaria” sobre este tema en cuestión es muy importante aquí por tres motivos que ya fueron señalados, expresamente, por Cachín en su entrañable introducción:
a) La semiótica literaria (un proyecto científico) juega o tensa su estatuto al interior y al exterior de la lingüística.
b) La semiótica literaria no es la única disciplina para estudiar la literatura. Por ejemplo, la literatura puede estudiarse desde las ideologías, la historia o crítica creativa.
c) Algunos trabajos relativos a la literatura boliviana no son aplicaciones de los conceptos semióticos, sino que “son ensayos dedicados a aspectos muy puntuales que le ha interesado destacar en el horizonte de nuestra literatura, con ojos semióticos”.
En esta línea de atención avanzo más. En 1977, Luis H. Antezana fue el primer erudito de Oruro que introdujo los elementos semióticos en la lectura de la literatura boliviana.
Gran trayectoria literaria
“Ha publicado los siguientes libros: Elementos de semiótica literaria (1977), Álgebra y fuego. Lectura de Borges (1977), Teorías de la lectura (1983), Ensayos y lecturas (1986), La diversidad social en Zavaleta Mercado (1991), Sentidos comunes (1995), Un pajarillo llamado Mané. Notas al pie de su fútbol (1988) y Dice que dijo (2003)”, señala Maurico Murillo en La importancia de Luis H. Antezana.
“Muchos de estos libros se han editado más de una vez debido a la gran recepción que tuvieron.
“Además, ha producido discos interactivos sobre dos escritores fundamentales bolivianos y una cantante cruceña: La bodega de Jaime Saenz (2005, en colaboración con Marcelo Paz Soldán), La pascana de Gladys Moreno (2007) y La ausencia de Adela Zamudio (2012, en colaboración con Virginia Ayllón).
“El año 2006 le fue otorgado, por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanas. Es conocido con el apodo cómplice de Cachín.”
Desde fines de los 70 y la década de los 80, creo y dirigió desde Cochabamba, “Hipótesis, revista boliviana de literatura”.
En 2015, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) confirió el título de Dr. Honoris Causa al profesor orureño Luis H. Antezana Juárez, por sus aportes en el campo de la literatura, la docencia y la investigación.
En 2019, la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba (UMSS) otorgó el título de Doctor Honoris Causa a Luis “Cachín” Antezana por su aporte a la investigación, a la literatura nacional y a la casa de estudios superiores.
(jcrquiroga)
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