– La Anata es una fiesta del tiempo de Jallupacha (tiempo de lluvia).
– En este tiempo de Jallupacha (lluvia), la naturaleza florece exuberantemente y la música que se toca en esta época es “muy alegre”.
-También es una fiesta de enamoramiento entre los jóvenes de la comunidad que deberán formalizar en un matrimonio después de acabada la Anata.
Wtv/prensa, 8 de febrero de 2023.- El sociólogo paceño David Mendoza Salazar (1959), más conocido como Karaiyana, fue el principal estudioso en revelar la ‘Anata andina” en la ciudad de La Paz, con sus primeras investigaciones sobre este tema, que fueron difundidas a través del suplemento Linterna Diurna (Presencia) y la revista Siesta Nacional a principios de la década de los 90.
En ese tiempo, el sociólogo Mendoza Salazar trabajaba en el Instituto Nacional de Antropología, Historia y Literatura (INAHL), Instituto Boliviano de Cultura. Posteriormente, obtuvo la licenciatura en Sociología, y magíster en Antropología. Ahora es un estudioso e investigador de las danzas bolivianas y del patrimonio cultural.
“La Anata Andina y el carnaval en La Paz” fue el primer ensayo que David Mendoza Salazar escribió en exclusiva para la célebre revista literaria ‘Siesta Nacional’ (Año 1, Nº 1, 1992), que fue dirigida por el bardo tarijeño Jorge Campero en complicidad de la cuentista paceña Marcela Gutiérrez.
En este trabajo, Mendoza Salazar define los principales rasgos de una de las fiestas más importantes de la región andina como es la Anata: su carácter central en el ciclo agrícola de los aymaras, el ritual de la fertilidad, el inicio del tiempo de lluvia, la característica terapéutica de los ritmos andinos con las plantas de papa y las danzas nativas para conformar las familias andinas.
Principalmente, el sociólogo paceño tuvo la gracia de remarcar en este ensayo un ‘antes’ (vital y poco conocido) dentro de las ya conocidas e impuestas temáticas del antruejo español o el carnaval como se vivía en la urbe de La Paz.
Bastan dos párrafos, los iniciales del trabajo intelectual denominado “La Anata Andina y el carnaval en La Paz” para que, por un lado, Mendoza Salazar describa y desnude toda la energía de la Anata o la fiesta de la fecundidad en las comunidades aymaras. Y, por el otro lado, para que coloque términos indígenas que hasta ese momento eran irreconocibles dentro del pensamiento urbano:
“Los ríos Chuquiyapu y el Urqujawira –que otrora se constituyeron en las vertientes principales que regaban y fertilizaban la producción de papa y legumbres de esta hoyada paceña—eran quizás partícipes naturales de una de las fiestas más importantes del mundo andino: la Anata.
“En el ciclo agrícola de los aymaras, cada tiempo del proceso productivo estaba marcado por un conjunto de ritos y celebraciones festivas. Así desde la iniciación de la siembra pasando por la maduración y el crecimiento de los frutos hasta llegar el momento de la cosecha, los agricultores aymaras y quechuas debían realizar una serie de rituales. Para comenzar la siembra y antes de abrir las entrañas de la tierra estaba la música y la waxt’a (pago con una q’uwacha a la pachamama), marcaban el laboreo colectivo del ayni. Para averiguar cómo estaba creciendo la qallpa de papa y abrir la matriz de la pachamama se realizaba un ritual de fecundidad que se llamaría la Anata”.
Inclusive, Mendoza Salazar va más allá al confrontar lo siguiente: “Varias semanas antes, las comunidades aymaras de todo el antiguo Qollasuyu se van preparando para el Jisk’a Anata y Jach’a Anata, que muchos profanos de la ciudad confunden con el Carnaval. Desde la fiesta de la Candelaria (2 de febrero), los comunarios aymaras despliegan al interior de su familia una inusitada actividad: visitan al yatiri (sabio o guía espiritual de las chacras), invitan a los músicos a ensayar los ritmos de la Anata, pasan a invitar a los familiares para formar las comparsas, alistan ropa nueva para estrenar el día de la Fiesta. Todo este movimiento social marca quizás –para muchos aymaras—la regeneración del jaqi (hombre) y de la naturaleza”.
Con estos tres párrafos lúcidos, el estudioso de la fiesta andina coloca la Anata como la pieza primordial de todo el proceso productivo y agrícola que rige a toda la región andina.
¿QUÉ ES LA ANATA?
Y a esta altura de esta nota, ¿qué es o qué significa la Anata? Mendoza Salazar es muy claro al respecto: “La Anata es una fiesta del tiempo de Jallupacha (tiempo de lluvia). Las lluvias están llegando a su ocaso y habiendo cumplido su parte en el proceso del trabajo agrícola se le ofrece una cacharpaya (despedida) con mucha alegría para entrar inmediatamente al tiempo de Awtipacha (época seca)”.
En otras palabras, la Anata significa el “florecimiento” en los campos sembrados y, asimismo, la regeneración de los vínculos del jaqi y la naturaleza a través de los ritmos musicales porque la fiesta del tiempo de Jallupacha puede empezar.
En un primer movimiento, los aymaras visitan sus chacras para averiguar cómo están desarrollándose los cultivos, sobre todo, de la papa. “Para esto se realiza el rito de la precosecha: removiendo un poco la tierra se extrae una muestra de las papas y se las coloca encima de un aguayo y luego se la comienza a ch’allar (rociar con vino y alcohol agradeciendo a la pachamama) por una buena producción”, aclara Mendoza Salazar.
MÚSICA Y DANZA
Otro de los elementos destacados por el estudioso paceño se trata de los lazos musicales que unifica el diálogo primordial entre el jaqi y la naturaleza. En este tiempo de Jallupacha (lluvia), la naturaleza florece exuberantemente y la música que se toca en esta época es “muy alegre”. El carácter terapéutico de la música en la fiesta de Jallupacha está plenamente explicado aquí:
“La música debe convivir con la naturaleza para que haya una buena producción de la papa. Así como el hombre dialoga con la naturaleza, de la misma forma la música debe dialogar con la naturaleza. Tal vez la música se constituye como un riego o efecto calmante para las plantas.”
En efecto, en la región andina para cada época se prepara un tipo de música con su instrumento y danza respectiva. En la época de Jallupacha, en el altiplano se toca la música de los pinquillos, porque estos instrumentos, según cuentan, atraen a la lluvia.
Mendoza Salazar especifica: “Si la Anata se realiza casi al final de Jallupacha, entonces el instrumento apropiado para esta época es la Tarqa, un instrumento dulce que se toca en tropa. Su música posibilita que las lluvias se alejen hasta la próxima estación”.
En esta época, agrega Mendoza Salazar, una danza predominante era hecha por los jóvenes de las comunidades. Esta se denominaba los Anatiris, que se acompañaba con tarqas y wanqaras. En muchas comunidades se tocan también el mohoceño con un ritmo de huayño.
CH’UTAS
“En los pueblos de las provincias de La Paz se organiza la comparsa de los Ch’utas que originariamente se acompañaba con una tropa de pinquillos. Un aspecto interesante de esta danza de los Ch’utas es que el hombre debe llevar la manta o cualquier prenda de la mujer encima de su hombro, como queriendo significar la primacía de la mujer como sinónimo de fecundidad”.
Q’’ACHWA
“Asimismo, en muchas comunidades el día miércoles (que se conoce como miércoles de ceniza) se realiza entre los jóvenes solteros y solteras el rito social de la q’’achwa. Una fiesta de enamoramiento entre los jóvenes de la comunidad. Que pasada la fiesta de la Anata deberán normalizar su relación social y sexual, para formar las nuevas familias aymaras”.
CACHARPAYA
El domingo de Cacharpaya, la fiesta de la Anata llega a su ocaso. De todos los ayllus, las comparsas de bailarines conformadas por hombres y mujeres llegan al gran encuentro en la plaza del pueblo, para despedir a la Anata. “En la Anata se ha cumplido la comunicación cósmica entre el hombre y la naturaleza. La vida y la muerte se ha hecho presente en las relaciones sociales del jaqi”, señala Mendoza Salazar.
(jcrquiroga)
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