• El periódico Opinión alentó en 2022 que el tradicional sombrero blanco sobrevivía en una de las sombrererías más antiguas del país y que cinco provincias apostaban por este símbolo de la vestimenta cochabambina.
  • Ahora, el periódico Los Tiempos dictaminó que el icónico sombrero blanco estaría en vías de extinción y aún desplazado por uno de plástico de fabricación china.
  • El sombrero blanco fue utilizado por las mujeres cochabambinas en la revolución del 52.
  • Antes de 1952, el sombrero blanco servía como identificación personal porque dentro de la cinta estaba grabado el nombre de la portadora.
  • El uso de este sombrero fue impuesto por los españoles desde el siglo XVII y desplazó a la pañoleta que usaban las mujeres.
  • Hay dos normativas aprobadas en 2014 que protegen al sombrero blanco qhochalla como patrimonio cultural e histórico departamental y nacional.

Warmitv.online/prensa sábado 7 de septiembre de 2024.- Al parecer, el sombrero blanco de copa alta y cinta negra que distingue a la vestimenta de la chola de Cochabamba no resistirá a las transformaciones del siglo XXI. A pesar de estos desafíos por su peso y costo en su elaboración manual, las mujeres de los municipios como Punata, Cliza, Arani, Capinota y Vinto continúan apostando por este símbolo en su vestimenta típica, decía el periódico Opinión el 26 de agosto 2022.

“El tradicional sombrero de la chola cochabambina, aquel de copa alta, toquilla negra y de color nieve, sobrevive en el tiempo. Hoy, una de las sombrererías más antigua del país con 60 años de historia en la ciudad de Cochabamba, como es la icónica Boston, todavía los vende”, argumentó entonces.

Las mujeres de antaño de las provincias Punata, Cliza, Arani, Capinota y Vinto son sus fieles compradoras, acotó.

Dos años después, el periódico Los Tiempos lanzó una nota demasiado pesimista sobre el mismo tema este jueves 5 de septiembre de 2024. En su titular afirmó que el sombrero qhochalla está en vía de extinción. Y esto por dos motivos: uno, por la dificultad de su producción y los materiales que incrementa su costo; y dos, porque estaría siendo desplazado por los sombreros de plástico que son más baratos y livianos.

La historiadora Sayuri Loza explicó que “el sombrero de la chola qhochala estuvo presente en la sociedad boliviana durante todo el siglo XIX, época en la que era un símbolo de importancia y respeto. Además, la altura de la copa indicaba el lugar de donde se provenía y poderío económico que ostentaba, por lo que mientras más alto significaba que más dinero tenía la mujer que lo portaba”.

LA SOMBRERERÍA BOSTON, EL SOMBRERO DE COPA ALTA Y DE COPA MEDIA.

En 2022, Patricia Torrez, responsable de ventas de la sombrerería Boston, informó a Opinión que un italiano fundó la sombrerería Boston. Posteriormente pasó a manos de la familia turca Aliss y que estaba administrada por la familia cochabambina Torrez y la turca Aliss. Desde hace más de 60 años, esta tienda, ubicada en la calle Esteban Arce casi Jordán, a pasos de la plaza principal de Cochabamba, ofertó al menos 100 variedades de sombreros.

Torrez explicó que con el pasar del tiempo el uso de este tradicional adorno de copa alta todavía estaba vigente, pero su adquisición menguó por varias razones.

Una de ellas es su peso. Esta pieza, tejida con hilo y recubierta con yeso, tiene una altura de 13 a 15 centímetros y pesa cerca de medio kilo. A ello se suma que su elaboración demora al menos cuatro días, desde el armado, encolado, planchado, pintado y secado.

Todo este proceso es realizado a mano por uno de los últimos sombrereros que existe en Cochabamba: don Eduardo Pereira, quien los produce en Punata.

Otro de los factores que contribuyen a su desuso es el costo. Una de estas piezas llega a costar más de Bs 100. A ello se suma su delicadeza, puesto que a simple golpe puede rajarse. “A pesar de estos obstáculos, las mujeres del valle que todavía adquieren esta pieza en la sombrerería Boston la utilizan de dos formas: las solteras llevan el cinto negro del lado izquierdo y las casadas, del derecho”.

Ante este escenario, las mujeres cochabambinas de las tierras altas del valle de Punata y Cliza optaron por el sombrero de copa media. «Este tiene mercado, hay mucha gente que viene con su sombrero antiguo y lo hace costurar», comentó Torrez. Los compran en dos únicas tallas: una grande y otra pequeña. El precio oscila entre Bs 70 y Bs 80.

En agosto de 2022, la sombrerería Boston recibió un pedido de 18 sombreros de copa alta. La mayoría, para eventos culturales.

Desafortunadamente, con el pasar del tiempo, las mujeres del valle cochabambino optaron por utilizar sombreros de ala ancha, más livianos, coloridos y realizados con materia prima procedente de China.

EN LA REVOLUCIÓN DEL 52

Melvi Mojica, representante del Centro Encuentro Intercultural Andino Amazónico Chaqueño, y viuda del antropólogo y gestor cultura Wilfredo Camacho, con quien realizó estudios para la revalorización de las costumbres, explicó que el sombrero de copa alta con un lazo negro se instauró como un símbolo, debido a los cambios sociales de la época que coincidieron con esa moda (ver La identidad de Bolivia en nueve sombreros, Los Tiempos 06/08/2019).

Mojica manifestó que los registros y testimonios ubican al sombrero blanco en la década de los años 50. En esa época también se da la revolución del 52 que logra que las mujeres puedan sufragar y que su voz se tome en cuenta.

Mientras que en los valles altos de Cochabamba se produce el levantamiento campesino. Imágenes de campesinos hombres y mujeres usando sombreros con sus herramientas en alto dan cuenta de ello.

«Sabemos también que los procesos revolucionarios de nuestro país se han gestado en los valles cochabambinos. A partir de todo este proceso es que la mujer logra tener relevancia, distinguiéndose también por el uso de este sombrero que es muy parecido en la forma de un sombrero de copa alta y ala ancha», aseguró Mojica.

SOMBRERO CON IDENTIDAD PERSONAL DE LA PORTADORA

Este típico sombrero hecho con tejidos y enyesado, y que su cuidado era complicado y que debe su origen a las mujeres españolas tenía varias peculiaridades, entre ellas la más notable era que servía para identificar a su portadora. En la cinta interior del sombrero, el fabricante añadía el nombre de su dueña.

El reportaje de Gisela Alcócer Caero denominado “El último fabricante de sombrero qhochala” (Los Tiempos, 19/02/2011) presentó a D. Segundo Corrales Roca como el último fabricante de este tipo de sombreros, y además exhibió una de sus particularidades más valiosas:

El reportaje de Gisela Alcócer Caero denominado “El último fabricante de sombrero qhochala” (Los Tiempos, 19/02/2011) presentó a D. Segundo Corrales Roca como el último fabricante de este tipo de sombreros, y además exhibió una de sus particularidades más valiosas:

UN LEGADO ESPAÑOL

El investigador, historiador y uno de los últimos reivindicadores de la lengua quechua, Juan Clavijo, contó que el uso del sombrero blanco fue instaurado por los españoles con un decreto en el siglo XVII. Antes, las mujeres solo utilizaban pañoletas.

En un inicio, todos los sombreros eran blancos, pero posteriormente adquirieron características propias de cada región. Es así que, en Cliza y Punata, por ejemplo, son «medio amarillos». Lo que no cambió fue el cintillo negro que adorna su copa. Clavijo señaló que este detalle representa elegancia.

En cuanto a su uso, este comenzó a declinar en el siglo XIX. «La gente la va cambiando por la industria china, comodidad y precio», manifestó.

Durante su auge, el sombrero indicaba estatus y nivel social. «El sombrero antiguo era carísimo y tenía especialistas, no lo hacía cualquiera. Se hacía en mucho tiempo», dijo el investigador, respecto a su valioso proceso de elaboración.

Entonces, las mujeres de antaño solían contar con varias piezas, una para cada evento social. Clavijo aún recordó que su madre contaba con esta singular pieza para cada evento: una para diario, otra era fiesta, cumpleaños y matrimonios. Añade que las hijas de los hacendados tenían hasta 10 piezas para cada acontecimiento.

«Solo los que tenían plata podían usar esos sombreros», precisó.

Hoy, esta icónica pieza todavía es encontrada en algunas provincias como Punata, Arani y Cliza. Sin embargo, los artesanos que las elaboran están en extinción. En Quillacollo ya no existe ninguno, aseguró Clavijo.

Sobre su vigencia, el investigador lamentó que su desaparición es “inminente”.

«Todo proceso de vestimenta, comida o danza va cambiando. El sombrero se ha perdido definitivamente. Solo las señoras muy antiguas lo siguen utilizando. Es un proceso que no retrocede desechando lo original. No es malo, pero es difícil regresar al sombrero de copa».

LA CONFECCIÓN DE ANTAÑO

El proceso de fabricación del sombrero de chola se compartía entre dos artesanos. Uno que tejía en hilo la base del sombrero y otro, el armador, que le daba la forma final.

El artesano utilizaba hilo de algodón para el tejido del sombrero, dando una forma de cono o romo invertido hasta llegar al tamaño deseado, con un punteado muy fino. De principio a fin, el sombrero era tejido en una sola pieza llamada “fuste”.

Este fuste se introducía en el molde, que no era único y variaba tanto en tamaño como en forma. Una vez realizada esta actividad, con ayuda de un trapo húmedo y una plancha caliente, el artesano le iba dando forma al tejido de hilo sobre el molde. Paso a paso, el fuste adquiría la forma del molde.

Como último paso, el artesano repasaba con pegamento la nueva forma del fuste, mientras le agregaba tiza y azufre. Esta mezcla es la que le daba la dureza al tejido de hilo. Este proceso se repetía dos y hasta tres veces, y se calcula que se utilizaba hasta dos kilos de goma. Toda esta mezcla le otorgaba el peso y la contextura final.

Finalmente, el sombrero debía secarse un par de días o más, dependiendo del clima. Antes de llegar a la cabeza de la propietaria, el sombrero debía ser pulido y colocarse una cinta negra.

EL SOMBRERO BLANCO QHOCHALA ES PATRIMONIO CULTURAL

El pleno de la Cámara de Senadores aprobó el proyecto de ley que declara Patrimonio Cultural e Histórico del Pueblo Boliviano al Sombrero Blanco de K`ochala, símbolo del departamento de Cochabamba, el viernes 8 de mayo de 2014.

Dicho proyecto pretende garantizar la protección, recuperación y promoción de la indumentaria típica de las mujeres cochabambinas, particularmente expresada en ese accesorio, que desde antaño forma parte de la indumentaria tradicional.

A partir de ahora, el Ministerio de Culturas y Turismo, en coordinación con el Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba, en el marco de sus competencias, quedan encargados de delinear políticas de recuperación, revaloración, promoción, conservación y protección del sombrero blanco de qhochala.

Dicho ministerio trabajará en el registro, catalogación y emisión del certificado de Patrimonio Cultural material del Estado Plurinacional de Bolivia al tradicional accesorio de la indumentaria valluna.

Para fines constitucionales, una vez aprobada la norma, fue remitida a la Cámara de Diputados.

DECLARAN PATRIMONIO A SOMBRERO DE CHOLA COCHABAMBINA

La Asamblea Legislativa Departamental de Cochabamba declaró, el 4 de septiembre de 2014, como Patrimonio Cultural e Histórico al sombrero blanco con cinta negra que utiliza la chola cochabambina en este departamento, informó el periódico El Diario.

El presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, Adolfo Arispe, manifestó que el objetivo de esta ley es revalorizar el significado de este ícono que a lo largo de los años identificó a la mujer cochabambina y se convirtió en parte de su vestimenta principalmente en las provincias.

“Mediante ley departamental, hemos declarado como Patrimonio Cultural al sombrero de chola propio de nuestras costumbres culturales en Cochabamba”, sostuvo.

Agregó que, para promocionar su valor histórico, se organizarán ferias y actividades culturales a lo largo de todo el mes de septiembre, mes en el que se conmemora la efeméride departamental de Cochabamba.

Al respecto, el oficial superior de cultura, Uvaldo Romero, destacó la importancia de esta ley departamental asegurando que el sombrero de chola que perdura a través del tiempo siempre identificó a la mujer del valle y por consiguiente al departamento de Cochabamba.

“Nos parece importante que recuperemos el significado de nuestras tradiciones y vestimentas que identifican a los cochabambinos”, manifestó.

(jcrquiroga)

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